En fechas recientes, se puso de moda un corrido titulado Soy El Ratón interpretado por Eduin Caz del Grupo Firme, pero compuesta originalmente por Código FN. Su título obedece al apodo de Ovidio Guzmán.
A lo largo de la pieza, acompañados únicamente por el acordeón y el bajo sexto, la banda narró diferentes partes de la vida pública de Ovidio Guzmán, presuntamente ligado a las operaciones del Cártel de Sinaloa, fundado por su padre, Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
Tal es el caso del llamado Jueves Negro, o Culiacanazo, el día que el gobierno de la Cuarta Transformación logró su captura, pero ante la amenaza de desatar una carnicería en Sinaloa, lo dejaron libre para evitar la guerra.
Amigos tengo de a montón, apoyo y respaldo les doy. Soy EL Ratón, soy Ovidio, soy Guzmán, hijo del Chapo, soy hermano de Alfredito y de Archivaldo, y por cierto me disculpo por lo del Culiacanazo…
Esto abrió una nueva rama del narcocorrido que los artistas han comenzado a utilizar, y es la de componer canciones dedicadas a los hijos de los más grandes capos, quienes tomaron, toman o tomarán el control de las organizaciones ante la caída de sus padres.
Pero muy en específico, han salido a la luz diversas historias de mujeres y hombres conocidos como “Los Narco Juniors”. Este apodo se lo deben a sus opulentas vidas de lujos, autos, animales exóticos e ilegales, helicópteros, ropa de marca, joyas, y un largo etcétera, muchas veces incluso mostradas a través de las redes sociales.
Sin embargo, la mayoría solía tener un perfil bajo dentro de las organizaciones criminales, donde de a poco construyeron grandes imperios, relevancia que fue de gran atractivo para la música dedicada a contar sus vidas.
Fuente Agencia
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